Sexo, sí, una vez más nos dejamos llevar por uno de los temas que más
interesa a la Humanidad. Si hiciéramos una encuesta sobre la hora ideal
para mantener relaciones sexuales, seguro que no nos pondríamos de
acuerdo. Hombres y mujeres parece que contamos con un particular reloj y
nos ‘activamos’ en momentos diferentes.
Hay quien prefiere irse a dormir ‘con los deberes hechos’ -que no hay
sueño más placentero que abrazar a Morfeo después de su práctica- y por
el contrario, quienes aseguran que no hay nada tan placentero como
despertarse con caricias y sexo matinal. Los franceses han acuñado un
término, ‘la siesta francesa’, para quienes se decantan por el contacto
íntimo tras la comida del mediodía. Y claro, los hay que están
dispuestos a cualquier hora y en cualquier momento.
Entre tanta variedad, llegan los científicos y nos aguan la fiesta.
Sólo se les puede ocurrir a ellos. Van y realizan un estudio sesudo -con
s, no con x- y nos dicen que, atendiendo a nuestras constantes
vitales, la hora más adecuada es las 5.48 de la mañana. O sea, que todos
a la cama a su hora y con el despertador a punto.
El asunto tiene que ver con el momento óptimo en función de nuestra
potencialidad. Los investigadores se han limitado a medir en qué momento
de la jornada contamos con los niveles de energía y de testosterona
-siempre acaba ‘en el fregado’ alguna hormona y no se olviden que esta
la tenemos tanto hombres como mujeres y que tiene una función esencial
en lo tocante al sexo- y también con la ausencia de preocupaciones -el
puñetero estrés que nos condiciona-.
Pues bien, según los resultados, estos británicos
afirman que esa es la hora ideal. La testosterona se ha regulado
durante el descanso y sus niveles alcanzan los puntos más elevados. En
los hombres, el nivel puede aumentar hasta un 50% más que durante el
resto de la jornada.
Y fijado según la ciencia el momento oportuno, pues que cada uno siga
sus propias rutinas :). Que, como dice la canción: “El amor -el sexo-
no tiene horario ni fecha en el calendario…”
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